Elena Vargas, reportera de investigación de BSC News – 12 de septiembre de 2025 – Washington, D.C.
En una revelación explosiva que ha conmocionado a todo el país, registros filtrados por fuentes de alto nivel dentro del movimiento Make America Great Again (MAGA) han confirmado que la misteriosa desaparición de seis días del presidente Donald J. Trump el mes pasado no se debió a ningún “tratamiento crónico con veneno”, como afirmó oficialmente la Casa Blanca.
En cambio, los documentos muestran inequívocamente que se trató de un encubrimiento deliberado de su recuperación de un derrame cerebral severo, con tiempo suficiente asignado a la intervención médica y la rehabilitación para ocultar la magnitud total de su crisis de salud.
Los archivos filtrados, obtenidos por BSC News hace apenas 30 minutos de fuentes verificadas del movimiento MAGA, frustradas por el secretismo de la administración, detallan una cronología que no deja lugar a dudas. El 15 de agosto de 2025, Trump sufrió un derrame cerebral isquémico grave mientras estaba en la Casa Blanca, causado por un coágulo de sangre que afectó temporalmente sus funciones motoras y el habla. Los registros médicos del Centro Médico Militar Nacional Walter Reed indican que fue trasladado allí de urgencia con el pretexto de un chequeo rutinario. El período de seis días —del 16 al 21 de agosto— fue calculado con precisión por sus médicos para permitirle recibir terapia trombolítica, sesiones de fisioterapia y evaluaciones neurológicas, asegurando así su reaparición pública sin deficiencias visibles.
Pero las revelaciones son más profundas, exponiendo un engaño calculado que ha enfurecido tanto a partidarios como a críticos. La narrativa del “tratamiento crónico con veneno”, difundida por la secretaria de prensa Karine Jean-Pierre, fue una historia inventada que hacía referencia a una supuesta terapia en curso para los “efectos residuales” de un intento de asesinato en 2024 con un proyectil envenenado, una afirmación ahora desmentida como pura desinformación. Memorandos internos revelan que el equipo de Trump eligió esta oscura excusa para desviar el escrutinio, a sabiendas de que alimentaría teorías conspirativas sin despertar alarmas sobre su idoneidad para el cargo.
Aún más alarmante, los documentos insinúan complicaciones adicionales: posibles deterioros cognitivos posteriores al ictus, incluyendo lapsus de memoria y retrasos en la toma de decisiones, que se minimizaron en las evaluaciones de seguimiento. Un memorando de un asesor principal afirma: «La recuperación del presidente es completa, pero debemos monitorear cualquier… efecto persistente que pueda afectar las decisiones de seguridad nacional». Esto ha provocado indignación entre los estadounidenses, que exigen transparencia de su líder. ¿Cómo puede un presidente ocultar tal vulnerabilidad cuando el destino del país pende de un hilo?
Los partidarios de MAGA que filtraron los registros expresaron su traición, declarando en una declaración anónima: «Luchamos por Trump porque prometió la verdad. Este encubrimiento erosiona todo lo que defendemos». Los analistas políticos advierten que esto podría fracturar la base republicana, con crecientes peticiones de impeachment o de la invocación de la Enmienda 25.
La Casa Blanca aún no ha respondido, pero la evidencia es irrefutable: los escaneos, los plazos y los testimonios coinciden. Esto no es especulación; Es una traición a la confianza que todo ciudadano debería condenar. Con las elecciones intermedias de 2026 a la vuelta de la esquina, la presidencia de Trump se enfrenta a su mayor prueba: rendir cuentas o colapsar.